Este mes de febrero ha sido un mes dedicado especialmente a las tartas. Ha habido varios acontecimientos que así lo han merecido, entre ellos mi cumpleaños.
Realicé mi propia tarta de cumpleaños con mucha ilusión y probando una nueva receta que debo decir que es el mejor bizcocho de vainilla que haya hecho. Su textura es suave y jugosa y como luego lo bañé con sirope aún estaba más esponjoso.
Después de la tarta de "Los colonos de Catán" me apetecía hacer una tarta más minimalista. Cubrí el bizcocho con Buttercream de Vainilla y la decoré con la manga pastelera y la espátula. Y la guinda del pastel fue un corazón de fondant de mi color favorito: el morado.
Cuando hice estas fotos era casi mediodía y a través de las cortinas de la ventana entraba una luz suave y cálida que le ha dado a la tarta esta tonalidad dorada.
Me gustó cómo quedó la apariencia de la tarta pero sobre todo su sabor...
Aquí podéis ver la textura interior de la tarta.